Sobre mí

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Yogi por Siempre
Mi padre me presentó el yoga por primera vez hace unos ocho años. Mi primera experiencia fue con la secuencia de hot yoga 26+2 y, en ese momento, veía el yoga puramente como un ejercicio. Mientras exploraba diferentes estilos como Ashtnaga Vinyasa, Yin y Hatha, comencé a darme cuenta de que el yoga me enseñaba algo más que movimiento: me enseñaba a estar presente y ser amable conmigo mismo. Ahora veo el yoga como una práctica de longevidad, algo de lo que todos pueden beneficiarse para mejorar la flexibilidad, la fuerza y el bienestar general.
Muchos de nosotros pasamos más de ocho horas al día sentados en un escritorio, lo que provoca problemas de postura, músculos tensos y un estilo de vida sedentario. Lo increíble del cuerpo humano es su capacidad de adaptación. Desafortunadamente, esto significa que muchas personas se han adaptado inconscientemente a la inactividad. Para mí, el yoga se trata de progreso, no de perfección. No es necesario lograr una pose perfecta para experimentar sus beneficios. Mientras te muevas de forma segura y consciente, ya estarás cosechando los frutos. Ven como eres, eso es suficiente.
El yoga no se trata sólo de la postura en sí. La postura es una representación física de cada músculo de tu cuerpo trabajando en armonía para mantener un momento en su lugar. Nada me fija más en un momento que una respiración profunda.
Creo que todo el mundo tiene dos partes en su vida. Y la segunda parte, la mayoría de las veces, es un reflejo de los hábitos adquiridos en la primera.